Transformados por el Pacto
  • Inicio
  • Recursos
  • Blog
  • Preguntas y respuestas
  • Testimonios
  • Inicio
  • Recursos
  • Blog
  • Preguntas y respuestas
  • Testimonios

Cómo vivir bajo Pacto

1/2/2023

 
Foto
Por José L. González 

El Pacto es antes que nada, un pacto de amor inmerecido e incondicional, la gracia sobreabundante e inagotable que Dios derrama sobre sus hijos.  La Biblia nos revela un Dios que hace pactos: con Adán (creced y multiplicaos) y luego de la caída, un Redentor; con Abraham (le da un hijo cuya descendencia será incalculable), con Moisés (los Diez Mandamientos de la Ley), con David (su descendiente ocupará el trono para siempre), etc.  Pero el Pacto más importante de todos, profetizado en el Antiguo Testamento, es el que nos hace a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, redimiendo por la fe a los creyentes y otorgándonos el privilegio de ser hijos de Dios. 
Ese Pacto de salvación nos hace beneficiarios de varias operaciones sobrenaturales, cada una de las cuales nos capacita para vivir bajo la protección y nos habilitan para gozar de los beneficios de nuestro Pacto con Dios:  

  1. El perdón de nuestros pecados, que nos da la nueva vida por la fe en Jesucristo. 

  2. Nuestra adopción por el Padre como hijos suyos, herederos de los méritos de Cristo. 

  3. Una promesa matrimonial como miembros de la Iglesia, la novia de Cristo, en la eternidad. 
    ​

  4. La impartición del Espíritu Santo, que se aposenta en nosotros para guiarnos a toda verdad. ​

​El nuevo nacimiento por la fe en Jesucristo origina verdaderamente una nueva creación: todas las cosas anteriores de nuestra `vida quedan atrás y todo comienza a ser creado nuevamente, solo que esta vez es para Su gloria, y como resultado, para nuestro beneficio.  El Pacto que Dios hace con nosotros nos transforma, lo cambia todo.  Todo lo que ya era se vuelve distinto y gracias a su presencia en nosotros, nos nace el deseo de reordenarlo según la voluntad de Dios.

La adopción restaura en nosotros la relación perdida por Adán, convirtiéndolo en nuestro Padre.  Así nos lo mostró Jesús al referirse a Su Padre como “vuestro padre”, 16 veces en el Sermón del Monte.  Al vivir esa realidad somos sanados de nuestra orfandad espiritual y poco a poco, también de la orfandad emocional que inevitablemente heredamos al ser concebidos por nuestros padres pecadores. 

Como promesa matrimonial, el Pacto nos motiva a querer complacer al Amado en todo.  Ese amor a Dios se manifiesta en el deseo de obedecer todos sus mandamientos y de vivir para el Amado.  A partir de entonces, estudiamos la Biblia para obedecerla, no sólo para conocerla y para compartir lo que sabemos con otros. Al abrirla, nos colocamos bajo Su dirección, deseando que nos muestre lo que necesitamos cambiar para agradarle, y que nos enseñe lo que Él quiere que aprendamos de Él y sobre Él, de nosotros y de los demás, del cielo y de la tierra en la que temporariamente seguimos viviendo.  

Por último, el Espíritu Santo aposentado en nuestro corazón, se torna en nuestro maestro y guía, para enseñarnos a vivir en obediencia a ese Pacto, pese a nuestra imperfección congénita como hijos de Adán y Eva.  Él nos permite descubrir, recibir y apropiarnos de la sabiduría de Dios, especialmente a través de su Palabra.  Y él nos da además del deseo, el poder para vivir vidas sobrenaturales, sobreponiéndonos por la gracia a nuestro abundante pecado.  

El Pacto provoca así una transformación, no solo de nuestra conducta, sino de nuestras motivaciones, actitudes, sentimientos, pensamientos, preferencias y decisiones.  Esa transformación resulta del hambre de agradar y complacer al Señor en todo.  El Espíritu Santo en nosotros nos inspira y nos capacita para adoptar voluntariamente Su dulce disciplina, que nos permite vivir nuestra vida cobijados, amparados, adheridos y amarrados a Él.  ​

Los comentarios están cerrados.
Imagen
Transformados por el Pacto
​
es un ministerio de:
Semilla, Inc.
325 Madison Ave
Cape Charles, VA 23310​

Copyright ©2023 Semilla, Inc.
​
 Powerded by
Social Media MAX