Transformados por el Pacto
  • Inicio
  • Recursos
  • Blog
  • Preguntas y respuestas
  • Testimonios
  • Inicio
  • Recursos
  • Blog
  • Preguntas y respuestas
  • Testimonios

Todos somos fruto de un acto de amor

14/2/2023

 
Foto
Por José L. González 
 
Últimamente el Señor me ha mostrado que todos somos fruto de un acto de amor.  
  
No podemos asegurar específicamente que la unión del padre y de la madre de cada uno haya sido un acto de amor entre ellos, aunque en la inmensa mayoría de los casos, creo que sí lo es, en cierto modo.   
 
Hay muchas excepciones: las aventuras de una noche, las violaciones, el incesto, y la fertilización in vitro, el uso de subrogados (vientres ajenos), y muchas circunstancias imprevistas que producen nuevos seres humanos donde no media necesariamente el amor.  Y es posible que muchos de nosotros hayamos sido, para nuestros padres, una "sorpresa" (deseada y anticipada o no), ya que no fuimos intencionalmente concebidos. “El hombre,” como dice el adagio, “propone, pero Dios dispone.” 
Sin embargo, puedo asegurar sin temor a equivocarme que todos, absolutamente todos, somos fruto de un acto de amor por parte de Dios, quien nos concibió individualmente (nos conoció “por nombre”) en el vientre de nuestra madre.   
 
Para el Señor, no fuimos ninguna una sorpresa, no somos fruto del azar, sino de Su voluntad específica, una gracia particular que otorgó a nuestros padres, para que seamos quienes somos, e hijos de quienes nos concibieron.  Todos los seres humanos hemos sido personalmente deseados por Dios, descendencia suya, creados para su gloria. 
 
Las implicaciones de esta verdad para la identidad, el propósito, la misión y el destino del ser humano, son incalculables.  Como sólo Dios es el Creador, todos hemos sido creados por Él, con una participación, muchas veces inconsciente, de nuestros progenitores.  He aquí una, someramente tratada: 
 
  • Nadie sino Dios crea seres humanos.  El hombre es incapaz de crear vida. Por ejemplo, con la fertilización in vitro, los científicos inyectan un espermatozoo masculino en un óvulo femenino en la esperanza de que (por mano de Dios) resulte en fertilización.  No la pueden causar, solo facilitar.  No pueden predecir, ni garantizar que resultará; de hecho, en la inmensa mayoría de los casos, no resulta.  Es que la concepción de toda vida no depende del hombre, sino de Dios.   
 
Esta simple verdad científica es fundamental hoy en día.  Por un lado, refuta la soberbia científica que pretende reemplazar a Dios con la evolución,  a causa del secularismo, que niega la existencia del Creador. 
Esto complementa el Evangelio, que anuncia el amor del Padre que nos amó tanto que envió a Su Hijo Unigénito para redimirnos. ​


Los comentarios están cerrados.
Imagen
Transformados por el Pacto
​
es un ministerio de:
Semilla, Inc.
325 Madison Ave
Cape Charles, VA 23310​

Copyright ©2023 Semilla, Inc.
​
 Powerded by
Social Media MAX